-¡La bolsa o la vida! – inquirió el caco urbano que acababa de aparecer sorpresivamente en el chaflán situado entre la calle Alcalá y el Paseo del Prado, frente al Banco de España-.
-¿Acaso no hay más opciones? ¿Son exclusivas? – respondí yo muy segura de mí misma y de mis firmes convicciones-.
-¡La bolsa o la vida! Esto es un atraco – insistió el caco urbano-.
-Ya me he dado cuenta –contesté yo- ¡Qué mal te deben de ir las cosas para que hayas tenido que empezar a realizar estas actividades intimidatorias en plena calle y a la luz del día! ¿O eres veterano?
-Basta de charla. Tengo una navaja. ¡La bolsa o la vida! – espetó bastante nervioso el caco, presuntamente urbano, impaciente por conseguir su botín-.
-Amigo, se puede vivir sin bolsa en esta vida, como es mi caso. Es más, si me das a elegir, prefiero la vida a la bolsa, lógicamente… Pero espera, creo que tengo aquí una… o dos… prefieres la de plástico, la de papel, la de tela o la de fécula de patata… yo es que intento reciclar todo lo posible y cada vez utilizo menos las de plástico…
-¿Me estás tomando por tonto? ¿Crees que me puedes tomar el pelo? O me das todo lo que llevas o te rajo.
-Sinceramente, creo que no nos vamos a entender si hablamos tan atropellada y amenazadoramente, si me haces varias preguntas a la vez y/o si me pides que te dé lo que mi firme voluntad no te quiere dar.
- Será posible, la tía ésta…
-Cuidadín ¡eh! Un respeto, que no soy tu tía ni me gustaría serlo, la verdad...
-¡Vete al carajo!
-Igualmente. Saluda a tu familia, si es que la tienes. Y sé bueno… que no es tan difícil y quedas mejor…
-Maldita sea, ni robar puede ya uno para ganarse la vida… - afirmó amargamente el ladrón burlado-.
MORALEJA: No des todo lo que te pidan ni tengas miedo cuando te amenacen para desposeerte de lo que legítimamente es tuyo... o de tod@s.