Pinturas de Claude Verlinde
Antes de vestirme de viernes,
resbala por mi cuerpo
el agua caliente,
no siempre tan corriente,
inhalo aire de forma consciente
y disfruto del recuerdo
de tu abrazo cuando vienes.
Desacelero las prisas
de lo pendiente.
El tiempo escala
cada segundo,
intrépido, rotundo,
sin tener en cuenta
si somos o no pacientes.
Me visto de viernes
después de haber desnudado
el jueves.
No olvido que el sábado
por venir
quizá no llegue
tan ufano como yo soñaba
cuando con la mente me fugaba,
displicente,
del presente
viernes.