Cuando el Amor
murió,
todo se eternizó.
Eterno el día,
eterna la noche,
eterno el infierno,
eterno el adiós.
Cuando el Amor
resucitó,
todo se eternizó.
Eterno el día,
eterna la noche,
sin infierno el cielo,
sin dolor el adiós.
Como una espiral
redundante,
repetitiva,
incesante,
la existencia impone
sus ciclos.
Abajo puede ser arriba.
Débil lo fuerte.
Interfecto
el que aún vive.
Inmortal
quien ya murió.